La actividad física es ahora reconocida por todos los expertos como una herramienta fundamental para la promoción de la salud. De hecho, realizar un determinado tipo de ejercicio supone una innegable mejora en nuestra salud física y mental.
Para gozar de buena salud es necesario practicar una actividad física adecuada a nuestra edad ya las condiciones específicas de cada uno, llevar una alimentación equilibrada y estar bien hidratado.
El ejercicio provoca un aumento de la sudoración y, por tanto, un aumento de las necesidades de agua de nuestro organismo. Llegados a este punto, parece claro que así como hacemos recomendaciones dietéticas en función de la variedad, calidad y equilibrio de los alimentos que ingerimos, también será necesario vigilar la cantidad y calidad de lo que bebemos.